miércoles, 10 de marzo de 2010

Libro de la Comunidad Sant Egidio



Se trajeron de Roma pocos libros, por lo cual estamos tratando de distribuirlos concienzudamente. Pero si querés pedinosló y te lo acercamos, a continuación la Palabra de ayer Martes 9 de Marzo, esta bueno,porque está en sintonía con el evangelio que se da todos los dias en cada iglesia de todo el mundo y como cada vez cuesta más acercarse o hacerse el tiempo, esta es una manera de estar "conectados".

Para los que no quieren comprar el libro pueden leerlo desde la página web.

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Evangelio Martes 9 de Marzo

En el capítulo precedente Cohélet ha criticado severamente las "muchas palabras" (6, 11) que no hacen sino aumentar el "soplo de viento" (hebel), el desconcierto y la incertidumbre. Tal vez hacía referencia a la convicción dominante según la cual las acciones buenas producen felicidad y las malas infortunio o, en la versión religiosa, Dios castiga a los malvados y premia a los honestos. Cohélet pone en discusión esta sabiduría que se expresaba a través de algunos proverbios populares. El primero se refiere a la buena fama: "Más vale buena fama que suaves perfumes" (v. 1). Ninguna riqueza iguala la buena reputación. En este sentido es mejor el día de la muerte que el del nacimiento, porque la "buena fama" no se hereda sino que se conquista. El segundo proverbio (v. 2) sostiene que es mejor ir a una casa golpeada por el dolor que a una donde se hace fiesta. Quiere decir que se aprende más de los dolores que de los triunfos. El tercer proverbio (v. 3) afirma que es mejor sufrir que reír; sólo un rostro que sufre posee de verdad un corazón bueno porque el dolor enseña sabiduría. El cuarto proverbio dice que es mejor escuchar el reproche del sabio que la alabanza del necio (v. 5). El sabio comprende que el mundo se encamina hacia la muerte, y puede conocer por tanto la verdad de la vida, mientras que el necio es superficial. Según este proverbio todos somos necios, es decir, optimistas ilusos a los que conviene más el reproche del sabio que los elogios del necio. Todo ello es de veras "vanidad" (v. 6). Estos proverbios no son expresiones de verdadera sabiduría, porque no nacen de quien tienen "corazón", es decir, una mente libre y serena; hablan bajo la pesadumbre de acontecimientos dolorosos, y el dolor distorsiona la capacidad de juicio: "El halago atonta al sabio, y el soborno pervierte su corazón" (v. 7). Quien se ha resignado y ya no espera que sea posible cambiar las cosas llega a decir: "Más vale el final de una cosa que su comienzo" (v. 8a). Cohélet les rebate con un proverbio tradicional: "Más vale longitud que profundidad de la respiración" (v. 8b). La respiración corta es signo de impaciencia, de agitación y angustia; en cambio, la respiración "alta" indica arrogancia, que es una forma de desesperación hacia el presente y el futuro. Cohélet opta por la respiración "larga", que no se fija obsesivamente en el presente indeseable sino que es capaz de una espera humilde y de paciencia. No es sabio por tanto lamentarse y afligirse continuamente por cómo va el mundo, porque "el enojo anida en el pecho de los necios" (v. 9b). El necio llora continuamente por la mala suerte del mundo, no consigue ver más que males y maldad, y desea que todo termine pronto, porque "más vale el final de una cosa que su comienzo" (v. 8a). Cohélet contesta a los nostálgicos del pasado, que -siempre prontos a recriminar sobre el presente- se refugian en el lamento por una edad de oro ya pasada. No es sabio preguntarse si los tiempos antiguos fueron mejores que el presente, refugiándose tal vez en un futuro todavía no presente. El sabio sabe acoger el hoy de la propia existencia.

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