martes, 31 de agosto de 2010

Comunidad y su Ethos


Asistimos a una proliferación de “comunidades”, ¿pero realmente lo son?

Depende del ethos (pautas, acuerdos) que sustenten la idea de comunidad.

O al decir de Gregory Batenson: “Las ideas sobre la naturaleza, por fantasiosas que sean, están sustentadas por su sistema social: y a la inversa, el sistema social está sustentado por sus ideas sobre la naturaleza.

1 ” El sistema social no es algo fijo y dado, su dinámica está atravesada por el tiempo, no un tiempo cronológico (que difiere según la cultura que lo mida) sino por el referido a la evolución del desarrollo humano.

Sin duda la primer comunidad fue de orden tribal y endogámica. Su transformación en sociedad exogámica que implicó la aceptación de la diversidad (magníficamente visualizada en el film “La Guerra del Fuego” 2 ) significó un enorme avance, que con el devenir supera la identificación territorial hasta llegar a la conformación de la Comunidad Europea, y rápidamente con el desarrollo tecnológico, la aparición de las comunidades virtuales.

Aunque poco después de la Segunda Guerra Teilhard de Chardin 3 previera que evolucionamos hacia una mayor cerebralización, para quienes hemos transitado la década de los 60’ no es suficiente condición que existan intereses comunes.

No conforman una comunidad los Fondos de Inversión, tampoco los barrios cerrados, las agrupaciones por elección sexual, o las corporaciones.

Para que exista comunidad el ethos debe incluir dos condiciones básicas:

1-unidad en la diversidad, resignando intereses particulares en pro de un objetivo común que los trascendiera, y:

2- una organización de ekklesia –en el sentido griego: asamblea de ciudadanos libres-. Asamblea para debatir problemas y soluciones, es decir participación y diálogo.

El diálogo está ausente, y no solo en el espacio virtual, sino también en el ámbito público: entre gobierno y pueblo, impensable entre gobierno y oposición, y aún difícil entre los opositores.

Pareciéramos retroceder al esquema de tribu endogámica, donde hasta el poder en las instituciones puede ser hereditario.

Tampoco entre los miembros de la justicia existe un ethos común, que se traduce en inestabilidad jurídica, que poco falta para que la inestabilidad sea total.

Si esto aconteció en el origen del universo 4, bien podemos tener la esperanza del amanecer de un nuevo ethos, de un nuevo paradigma de comunidad.


Alberto Zimmermann



1.- Gregory Bateson: Espíritu y naturaleza, Amorrutu editores, 2001.
2.- La Guerra del Fuego, dirigida por Jean Jeaques Annaud, con creación lingüística de Anthony Burgess, Canadá, 1981.
3.- Teilhard de Chardin: La activación de la energía, Taurus Ediciones 1967.
4.-Victor Massuh: La flecha del tiempo, Editorial Sudamericana, seg. ed. 1990.




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