martes, 17 de agosto de 2010

Abal Medina


Abal Medina integró junto a Kirchner el reducido equipo de la Unasur que negoció una tregua al conflicto entre Colombia y Venezuela, y destacó el trabajo realizado. Criticó a la oposición porque promete lo que sabe que no podría cumplir.

Abal Medina tiene el extraño privilegio de ser uno de los hombres de mayor confianza de Néstor Kirchner.

Por algo, el santacruceño lo quiso como asesor cuando asumió su banca en la Cámara baja y luego ya como secretario general de la Unasur, mientras Abal Medina mantenía al mismo tiempo su despacho en la Casa Rosada, donde cumple el rol de vicejefe de Gabinete.

–Néstor Kirchner tiene fama de ser una persona difícil, ¿el trato diario resulta complicado?

–Es totalmente lo contrario a la leyenda negra que intentaron crearle. Lo contrario a un político formal, malo, que reta. Es un tipo muy llano, obviamente muy convencido de lo que dice y que discute con muchos argumentos. Poder acompañar a un actor de la transformación de la realidad para mí es un placer absoluto. Estar con él, charlar, ver cómo se mueve en esos ámbitos me encanta como militante, como ciudadano y como académico.

–Yendo al plano nacional, a más de un año de las elecciones de 2009 parece cuestión de tiempo que la oposición finalmente pueda imponer alguno de sus proyectos en el Congreso...

¿cuál va a ser la estrategia oficial ante este nuevo escenario?

–Lo que vamos a hacer es garantizar la gobernabilidad y garantizar un rumbo que fue el votado por los argentinos en las últimas elecciones presidenciales. Esa es nuestra tarea y vamos a hacer lo que corresponda para lograrlo. Es una situación compleja, en la que lo que sería la mayoría parlamentaria, la primera minoría, está sitiada por sectores que piensan absolutamente en contra y se juntan sólo para frenar.

Lo que se ha construido es algo muy extraño, una verdadera máquina de impedir. Creo que la oposición ha tomado el camino de lo que Giovanni Sartori llama “la sobreoferta electoral”: prometer cosas que ellos mismos saben que nunca van a cumplir, saben que es una chantada, pero lo hacen buscando un posicionamiento muy de corto plazo.

Uno debería pensar que acercándose al proceso electoral en algún punto van a decir “si queremos convencer a la gente de que vamos a gobernar, no podemos seguir diciendo estas boludeces”. Porque si vos querés mostrarte como alternativa de gobierno tenés que poder defender un proyecto.

–Hoy en día ¿cuál es el adversario, las corporaciones o la oposición política?

–Las corporaciones. La oposición política argentina no existe como tal. Te lo demuestra en los hechos: van corriendo a la Sociedad Rural para ver qué quieren con las retenciones, van corriendo hasta la casa de Magnetto para que les diga qué hacer con las cosas.

Lamentablemente no hay una oposición sólida, fuerte, con argumentos, que discuta lo que vos hacés. Tenés simplemente grupos de individuos que corren detrás de las corporaciones, con lo cual la pelea política es más descarnada.

–¿Y esto al Gobierno lo complica o lo beneficia?

–En términos de juego político concreto no sé. En términos de país complica y mucho, porque tenés actores que terminan actuando contra sus propios intereses simplemente para joderte, porque con eso creen que van a ganar algún rédito.

–Esta semana se difundió que Magnetto juntó a sus lugartenientes para ratificarles
que se había declarado “la guerra” contra el Gobierno. ¿Esto va a cambiar los términos del conflicto?

–Es difícil saberlo, porque estas lógicas corporativas son muy entreveradas. Pero uno puede notar algo: primero cuando Clarín decía algo hablaba en términos de “la gente”, después, cuando le empezó a ir un poco mal, en términos del “periodismo independiente”, después era “Clarín”, ahora ya es Magnetto.

Ahora se muestra él como un actor político que convoca a la oposición, que convoca a los empresarios amigos.

Lo que yo le diría es que se presente a elecciones. Si está tan seguro de que estamos en una guerra, en democracia la única guerra que se tolera es a través de los votos.

–¿Cómo evalúan los movimientos que se están dando en el marco del PJ bonaerense?

–Este movimiento que se ve hoy en el peronismo de la provincia de Buenos Aires refleja una enorme vitalidad, que es obviamente positiva. Si vos tenés cada vez más sectores sociales, sindicales, los jóvenes que están recuperando su interés en la política, es algo espectacular. Sobre todo si lo contrastás con lo que ves del otro lado: la foto del museo de la vieja política, con Barrionuevo, el Momo Venegas, Romero, Solá y Duhalde. Es algo poderoso e interesante.

–¿Para el 2011 qué prefiere, pingüino o pingüina?

–No es el momento de pensar en eso, pero tenemos como posibles candidatos a un ex presidente que sacó al país del infierno y a una Presidenta que está haciendo una gestión espectacular. Creo que es una ventaja importante para cualquiera.

–¿Después de la experiencia con Cobos, el vice va a ser un orgánico? ¿Se clausuró la posibilidad de formar una alianza?

–Una mala experiencia no debería llevar a cerrarnos, creo que hay que ser cada vez más innovadores y novedosos a la hora de convocar esa pluralidad que hoy expresa el kirchnerismo. También es cierto que el que se quema con leche... vos sabés. Pero yo creo que debemos profundizar ese camino

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