Nunca había sido tan explícito sobre la Argentina. Aunque las declaraciones de Paolo Rocca, CEO del grupo Techint, el primero de los oradores empresarios en el cierre de la Conferencia Industrial, quedaron eclipsadas por la andanada de funcionarios que volvió a este foro después de dos años y descongeló la relación entre los industriales y la Casa Rosada.
Rocca leyó su discurso. Al igual que anteayer con Federico Nicholson, presidente de la conferencia, no pudo haber interpretaciones libres porque los textos se enviaron a la prensa. En un extenso recorrido por la situación internacional, Rocca alertó sobre los "subsidios cruzados" y el peligro de una "primarización de la economía" en el país; rechazó las propuestas "compulsivas" de distribución de ganancias y reclamó que se pudiera "utilizar personal contratado para tareas temporarias" y que la política energética fuera racional.
Incluyó elogios al Gobierno. "Hay que reconocer el mérito de quienes han liderado la salida de la crisis a lo largo de estos años", dijo, e instó a consolidar un país industrial. Afirmó, por ejemplo, que Brasil, país tradicionalmente fabril, estaba sufriendo un "proceso de primarización, ya que exporta productos primarios o con mínima transformación e importa productos industriales".
Pidió entonces previsibilidad y "asegurar una amplia disponibilidad de energía en condiciones estables". Y aclaró: "Esto no significa energía subsidiada. Por el contrario, la superposición de normas y de regulaciones y los subsidios cruzados terminan creando incertidumbre entre productores y consumidores, y no favorecen la inversión productiva. La Argentina es hoy un país importador neto de gas y, si el crecimiento continúa, muy pronto será también un importador neto de petróleo y derivados. No hay razón que justifique esta situación si las reglas de juego fueran racionales, creíbles y estables en el tiempo".
El concepto fue extendido al transporte de carga y a las comunicaciones. "Está comprobado -dijo- que la iniciativa privada puede operar mucho más eficientemente en un contexto en el cual el Estado mantenga un rol de regulación firme y transparente, y las tarifas cubran los costos de operación, de las inversiones y del retorno del capital invertido. También en este sector, subsidios e intervenciones arbitrarias sólo aumentan la incertidumbre y desalientan la inversión".
Un instante antes había aludido al proyecto del diputado Héctor Recalde para repartir un 10% de las ganancias entre los trabajadores. Fue cuando dijo que "la estructura impositiva no favorece la inversión privada. La falta de ajuste por inflación de los activos fijos eleva el impuesto a las ganancias a niveles cercanos al 50% para empresas intensivas en capital". Pidió entonces favorecer la reinversión de beneficios. "En este contexto, cualquier propuesta de distribución compulsiva y no voluntaria de utilidades no haría otra cosa que aumentar una carga ya excesiva sobre las empresas."
quieroamipais@fibertel.com.ar15.6705.1455
Rocca leyó su discurso. Al igual que anteayer con Federico Nicholson, presidente de la conferencia, no pudo haber interpretaciones libres porque los textos se enviaron a la prensa. En un extenso recorrido por la situación internacional, Rocca alertó sobre los "subsidios cruzados" y el peligro de una "primarización de la economía" en el país; rechazó las propuestas "compulsivas" de distribución de ganancias y reclamó que se pudiera "utilizar personal contratado para tareas temporarias" y que la política energética fuera racional.
Incluyó elogios al Gobierno. "Hay que reconocer el mérito de quienes han liderado la salida de la crisis a lo largo de estos años", dijo, e instó a consolidar un país industrial. Afirmó, por ejemplo, que Brasil, país tradicionalmente fabril, estaba sufriendo un "proceso de primarización, ya que exporta productos primarios o con mínima transformación e importa productos industriales".
Pidió entonces previsibilidad y "asegurar una amplia disponibilidad de energía en condiciones estables". Y aclaró: "Esto no significa energía subsidiada. Por el contrario, la superposición de normas y de regulaciones y los subsidios cruzados terminan creando incertidumbre entre productores y consumidores, y no favorecen la inversión productiva. La Argentina es hoy un país importador neto de gas y, si el crecimiento continúa, muy pronto será también un importador neto de petróleo y derivados. No hay razón que justifique esta situación si las reglas de juego fueran racionales, creíbles y estables en el tiempo".
El concepto fue extendido al transporte de carga y a las comunicaciones. "Está comprobado -dijo- que la iniciativa privada puede operar mucho más eficientemente en un contexto en el cual el Estado mantenga un rol de regulación firme y transparente, y las tarifas cubran los costos de operación, de las inversiones y del retorno del capital invertido. También en este sector, subsidios e intervenciones arbitrarias sólo aumentan la incertidumbre y desalientan la inversión".
Un instante antes había aludido al proyecto del diputado Héctor Recalde para repartir un 10% de las ganancias entre los trabajadores. Fue cuando dijo que "la estructura impositiva no favorece la inversión privada. La falta de ajuste por inflación de los activos fijos eleva el impuesto a las ganancias a niveles cercanos al 50% para empresas intensivas en capital". Pidió entonces favorecer la reinversión de beneficios. "En este contexto, cualquier propuesta de distribución compulsiva y no voluntaria de utilidades no haría otra cosa que aumentar una carga ya excesiva sobre las empresas."
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